(Imagen: El Mundo / Reuters)
Habemus Papam, no solo las gentes de creencia cristiana
católica sino también las no creyentes, ateas, y de religión musulmana, judía u
otras distintas. Todos y todas nos hemos enterado sobradamente gracias a los
medios de comunicación de medio mundo que se han hecho eco de la noticia. No es
para menos ya que es un tema que incumbe e importa a más de 1.700 millones de
personas. La fumata blanca ha sido más esperada, no tanto por conocer quién iba
a ser el sustituto de Benedicto XVI, sino por saber cuál iba a ser el futuro de
la iglesia, envuelta en conflictos y corruptelas. Pero finalmente se ha elegido
un papa no esperado: Jorge Mario Bergoglio, un jesuita argentino de vida austera
y volcada en la crítica de las desigualdades sociales de su país. ¿Un nuevo
Juan XXIII?