sábado, 26 de junio de 2010

CON CIUDADANÍA

En torno al velo islámico
Emilio J. Soriano
Director del Colegio Público “Antonio Díaz”
Durante las últimas semanas hemos escuchado y leído opiniones en torno al uso del velo islámico en los centros escolares a raíz del caso de la niña Najwa Mahla, de 16 años de edad, residente en Pozuelo de Alarcón y alumna del Instituto de Secundaria Camilo José Cela, que un día se presentó en el centro cubierta con el hiyab (velo islámico) y no se le permitió entrar porque ese atuendo contraviene lo dispuesto en el Reglamento de Régimen Interior, que no permite llevar la cabeza cubierta con gorras, sombreros etc. El ministro de educación, Sr. Gabilondo, declaró que el derecho a la educación está por encima de otras consideraciones, por ello propondrá una reforma legal que evite nuevos conflictos. La educación es el mejor medio de formar una mentalidad abierta, respetuosa, tolerante y capaz de crear una convivencia enriquecedora. Este debate hay que abordarlo con serenidad y sentido común, eliminando prejuicios e intolerancia. Quienes conocen, saben respetar. En un instituto de El Egido un centenar de alumnas llevan el velo. En Ceuta y Melilla prima el derecho a la educación. En algunas zonas de nuestra región con alto porcentaje de población musulmana no hay conflicto.

En occidente estamos asistiendo a un fuerte movimiento migratorio procedente de países en vías de desarrollo o empobrecidos. A España llegan mayoritariamente ciudadanos de América del Sur, África y Este de Europa. Migraciones que nos dan la oportunidad de aprender a convivir con nuevos valores derivados de la interculturalidad. Los que llegan han de aceptar las leyes y normas cívicas que regulan nuestra convivencia, y nosotros hemos de facilitarles el ‘aterrizaje’ y la integración, respetando creencias y costumbres siempre que no contravengan nuestro ordenamiento legal. Vivir en la pluralidad cultural y religiosa implica asumir valores de aceptación, acogida y respeto mutuo que no resulta fácil para unos y otros. Los españoles hemos aprendido (estamos aprendiendo) a convivir en la diversidad política, cultural y religiosa, con el agnosticismo y el ateísmo Sin embargo, ante el Islam manifestamos actitudes de prevención o rechazo motivadas por: nuestra historia, la subyugación de la mujer bajo el dominio del varón, la unión entre el poder político y religioso, la resistencia que manifiestan a una mayor integración en la sociedad que les acoge, y al terrorismo yihadista.
Se rechaza el velo islámico por considerarlo un símbolo machista de sumisión de la mujer, aunque ellos dicen que la razón es religiosa. Hoy, muchas monjas católicas llevan velo y visten con toca y hábito a fin disimular la silueta femenina. De esta guisa entran en todos los centros escolares, tanto de alumnas como de profesoras, y lo vemos de lo más natural. Considero que, guste o no, el velo islámico de una adolescente no agrede ni molesta en un centro educativo. Si lo llevan por razones religiosas, también nuestros adolescentes llevan colgados del cuello crucifijos y medallas, y muchos padres obligan a sus hijos a asistir a clases de religión, quieran o no. Si tras el uso del velo hay imposición machista, estas adolescentes tendrán la posibilidad de liberarse de la misma al alcanzar la mayoría de edad, nuestras leyes las protegen. Y conviene aclarar que la posible regulación legal del uso de esta prenda en los centros escolares no es
comparable con la pretensión de algunos adolescentes de acceder a las aulas tocados con gorras, o prendas similares, porque ‘mola’.
Caso distinto al ‘hiyab’ son el ‘hiqab’ (velo negro que sólo deja los ojos al descubierto) y el ‘burka’, ropaje ‘carcelario’ que cubre el cuerpo de la cabeza a los pies. Estos atuendos son inaceptables en una sociedad que pretende garantizar los derechos de todos los ciudadanos sin distinción de sexo. Ésta sí es una demostración pública de dominio del hombre sobre la mujer- aunque muchas de ellas lo acepten de buen grado- y no debe tener cabida en nuestro ordenamiento legal, entre otras razones por el riesgo que para la seguridad ciudadana supone el anonimato de la persona que lo viste.
A veces se dice que si en los países islámicos obligan a nuestras mujeres a tocarse con el velo cuando están allí, tal como vemos a las reporteras ¿por qué nosotros tenemos que ser tan condescendientes con ellos? Sencillamente porque vivimos en una sociedad democrática y nos hemos dado una Constitución que garantiza las libertades individuales. Proceder bien con el otro, aunque él no lo haga conmigo, es máxima de los fundamentos de nuestra educación, virtud que siempre se educa en los centros escolares. Es más, devolver bien por mal es conducta nuclear del mensaje cristiano. Quizá, actuando así, con el paso de los años los musulmanes que viven entre nosotros descubran las bondades de la cultura occidental que proclama que todo ser humano tiene los mismos derechos, sea hombre o mujer. Que las confesiones religiosas, desde la negación del uso de la violencia, están concebidas para hacer un mundo mejor en paz e igualdad, y que la separación entre Estado y religión garantiza los derechos de todos

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